"... dejarse llevar suena demasiado bien, jugar al azar, nunca saber donde puedes terminar o empezar..."

lunes, 24 de mayo de 2010

¿A qué no sabías que...?


Por Fernán Escudero


Al despedir a Miguel Delibes Setién (Valladolid, 17 de octubre de 1920–12 de marzo de 2010) se hace inevitable recordar la que, junto a su labor docente, es una de las facetas que han pasado en él más desapercibidas: el escritor también fue dibujante profesional. De hecho, esta profesión resultó decisiva en su trayectoria, porque le abrió las puertas del mundo de la prensa, a partir del cual conquistó la literatura.


El Norte de Castilla, el diario del que llegaría a ser director, le contrata como caricaturista en 1941, con el modesto salario de 100 pesetas al mes. Pronto, en 1942, emprende tareas de redacción, a través de crónicas que él mismo ilustra con retratos cómicos de deportistas y artistas, sobre todo jugadores de fútbol y estrellas de cine, nunca políticos, ya que, a consecuencia de la feroz censura franquista, la caricatura personal de personajes de la política desapareció de los medios impresos españoles hasta avanzados los años sesenta; aunque tal avance no impidiese que en 1963 Delibes fuera forzado por el entonces ministro de Información, Manuel Fraga, a dimitir de la dirección del periódico debido al cariz crítico de su línea editorial, especialmente el de ciertos reportajes sobre la misérrima situación en que se hallaban los campesinos castellanos, abandonados a su trágica suerte también en plena España del desarrollismo.


Pese a esta mordaza, el periodista, quien al hacerse redactor había relegado la actividad de dibujante y aún dispone del medio de subsistencia que le da su profesión paralela de catedrático universitario de Derecho Mercantil, logra consumar su denuncia en los libros, cuyo control gubernamental fue algo menor al sufrido por los medios informativos.

En su etapa de caricaturista rubricó sus “monos” con el seudónimo-acrónimo MAX, formado por M de Miguel, él mismo, A de Ángeles de Castro, su novia y luego esposa, y X de la incógnita que entonces era su futuro. Gran interrogante a despejar, porque hace poco que ha regresado a su ciudad natal y para siempre, Valladolid, desde un buque del bando franquista en el que ha vivido el último año de una contienda que le dejó indelebles cicatrices psíquicas, como a toda su generación, y ha decidido sumar las carreras universitarias de Comercio y Derecho a sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios. Eligió su primer apellido, Delibes, para firmar los dibujos de paisajes y escenas de su conocida afición cuasi genética por parte de padre, la caza, su nexo con la naturaleza, cuyo apego a su vez transmitió a sus siete hijos, hasta el punto de que cuatro de ellos se hicieron biólogos.


Miguel Delibes –a quien por otra parte le hubiera gustado heredar el genio musical de otra celebridad familiar, su pariente lejano el compositor francés Léo Delibes, y ha afirmado que sobre todo escribía de oído– después de explorar el humor gráfico encontró una nueva vía de expresión para su afilada capacidad visual en la puesta en escena de sus obras en el teatro y el cine, en la que se implicó íntimamente.El escritor de Castilla, con su mirada clara de grandes ojos azules –tampoco eran pequeñas sus orejas; así lo reconoce él mismo en sus autocaricaturas–, nos ofrece un ejemplo más en la historia del arte de cómo el talento literario con frecuencia es inseparable del plástico, de cómo las vertientes sensoriales y verbales de las ideas-palabras-imágenes cobradas, cocinadas y servidas por individuos excepcionales, afianzados sobre la condición sine qua non del humor para mejorar el mundo, conducen a una explosión de creatividad que rara vez será unívoca. Y que puede tener serias repercusiones sobre la mentalidad colectiva, como las provocadas en la sociedad española por la obra de este creador ya inmortal, que nació al público llevando bajo el brazo el pincel de desentrañar con gracia las caras del prójimo y de la realidad.
Entre los innumerables reconocimientos recibidos, Miguel Delibes fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alcalá en 1996. Algunos ejemplos de las caricaturas del joven Delibes pueden verse en la web de El Norte de Castilla y en la del Instituto Cervantes.

sábado, 15 de mayo de 2010

Vámonos de excursión ... a la Fábrica del Humor


Porque no siempre salir de excursión tiene que ser un rollo...

Porque podemos ver el resumen del año en viñetas...

Porque la lengua y la literatura no es un mundo aislado y aburrido...

Átrevete a venir...

Te esperamos el próximo jueves a las 19h en la Plaza de San Diego. La entrada es gratuita!!!


A continuación, más información:

Un año más la Fabrica del Humor acoge el TOP 5O del World Press Cartoon, en su edición 2010.


La exposición recoge los acontecimientos más destacados acaecidos en el trascurso del 2009, así como sus protagonistas.


Desde la Fundación General de la Universidad de Alcalá mostramos nuestra satisfacción por poder seguir contando con esta magnífica exposición, resultado de uno de los mejores certámenes que para profesionales del Humor Grafico y la Caricatura existen en el mundo, recogiendo el testigo de lo que fue Montreal.


Este año, además del público de Alcalá de Henares también podrán contemplar esta exposición los alicantinos y madrileños a través de las Universidades de Alicante y Complutense, en una gira coordinada desde la Fundación General de la Universidad de Alcalá.


Inauguración: 13/05/2010, 19:00 horas.
Horario: Martes a domingo de 12:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00 horas.
Más información: La Fábrica del Humor

viernes, 30 de abril de 2010

Hoy la clase... EN LA CALLE...


Para que veas que las cosas que se explican en clase no son mentira...


Hubo un día que por las calles por las que vas a pasear con esta ruta, pasaron personajes tan ilustres como Cervantes, Quevedo, Galdós... sin duda, mientras que escuchas las explicaciones, cierra los ojos e imagínate como sería un día para ellos por esas calles...


A continuación te cuento, por donde pasearás.


La ruta guiada Un Madrid literario, del Patronato de Turismo de Madrid, propone a ciudadanos y visitantes adentrarse en un barrio que esconde parte de la historia del Siglo de Oro y aspira a descubrir, entre sus calles, algunos secretos de los autores y artistas que lo hicieron suyo.


Pocos conocen los acontecimientos y las anécdotas que tuvieron lugar en el Barrio de las Letras, una zona que, si bien hoy es visitada sobre todo por sus terrazas y su animado ambiente nocturno, en otra época fue donde se originó "una afición por el teatro y por la literatura que desbordó la ciudad".


Concha de La Torre, guía turística de la visita, siempre comienza con esta afirmación el recorrido, ya que entiende que "lo que resulta más impactante de la ruta es descubrir lo que hay detrás de los sitios por donde se ha pasado mil veces". Como la Plaza Santa Ana, ahora tradicional lugar de tapeo para madrileños y turistas donde antaño se estrenaron las más importantes obras de teatro español.En concreto, en el corral de comedias del Príncipe -donde hoy se levanta el Teatro Español- y en el corral de comedias de la Cruz, derruido en el XIX. Según cuenta Concha en el recorrido, la devoción por el teatro de los madrileños era tal que cada corral tenía sus "hinchas": los llamados chorizos defendían las representaciones del Corral del Príncipe mientras que los polacos hacían lo mismo con las de la Cruz.


Alrededor de los corrales comenzó a gestarse el Barrio de las Letras, donde no sólo acudieron a vivir los escritores para estar "cerca de su trabajo y de la competencia", sino a donde también se trasladaron los actores y actrices del XVII, que hicieron de él "el centro de la farándula".


La iglesia de San Sebastián, otra parada de la ruta, puede presumir de haber albergado muchos de los eventos sociales más importantes del barrio: allí fueron bautizados Ramón de la Cruz, Moratín y Benvente, se casaron Becquer y Larra, y fueron lloradas las muertes de Cervantes, Lope de Vega y Espronceda. Además es sede, aún hoy, de la Cofradía de la Virgen de la Novena, que desde 1631 protege y ayuda a los actores españoles.


La calle Huertas, conocida por sus bares de copas, es una de las partes más exitosas de la ruta, ya que sobre su adoquinado, citas de Pérez Galdós, Becquer o Espronceda, hace presentes a los autores en unas vías que hace tiempo transitaron.


Al llegar a la calle Quevedo, la guía contará la rivalidad que existió entre éste poeta y su colega, Luis de Góngora, a quien Quevedo logró que desahuciaran por retrasos en el pago del alquiler con el fin de quedarse él con la vivienda.


La visita termina frente a la casa de Cervantes, donde Concha cuenta, con cierto orgullo en los ojos, que en este barrio fue donde se imprimió la primera edición de El Quijote. Y es este último dato el que finalmente descubre a los visitantes cómo eventos que fueron rutinarios de aquel Barrio de las Letras han resultado ser fundamentales para la literatura universal.

lunes, 26 de abril de 2010